Recordando tiempos inocentes en los que la mente hacía el trabajo libremente (sin que fuera trabajo) aparecen rastros que llevan a la raíz del auténtico método del hacedor de historias. Con miedo a los jueces y rellenando huecos no se va muy lejos... andar andarás, pero dando vueltas.
Un sueño sólo es estúpido si tú crees que es estúpido.
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