domingo, 30 de agosto de 2015

El regreso de la Épica Cruzada

A todos aquellos infieles que seguís asiduamente este blog inundándolo con vuestros comentarios, tan cargados de fina diplomacia: en este blog se destila calidad SkSiana por los cuatro costados, de modo que no os sintáis tan importantes.


Ahora sí. El asunto que desearía compartir con aquéllos hipotéticos seres que aún reconocen la maravilla cuando la perciben en lugar de desacerse en crimentales como aristócratas histéricos, es que, continuando con mi infatigable – sólo de nombre y porque suena muy literatúrido, porque fatigas padezco a puñados; otra cosa es que eso vaya a detenerme, of coz – búsqueda de la verdad absoluta de mis historias (en cualquier circunstancia, la única verdad que importa), casi he hallado la pasión al encontrarme de nuevo con la maravillosa obra que ocupó mis deseos desde fines de 2003 hasta el propio 2006. Por el título ya sabréis que se trata de La Épica Cruzada del Soldado penitente.

Decía sabiamente el Rais (y, si tenemos suerte, ésta será la última digresión en esta historia) que, haga lo que uno haga, debe estar siempre de acuerdo con su conciencia, olvidándose del interés. Eso mismo creo yo para que uno sea capaz de vivir su propia vida y no convertirse paulatinamente en el esclavo de los intereses de otro. Ésta es la filosofía de la Épica y ésta es la filosofía que tan suicida aparenta ser – ya que a los honestos siempre les roban y les pasan siempre cosas malas –, pero que es, de hecho, la única filosofía posible. Luego están las preferencias personales, qué duda cabe, mas la base ha de ser siempre una, como seguramente habrá dicho alguna vez Don Quijote, pero con otras palabras xD. Es también esta filosofía perfecta y suprema la que me atrae al universo de la Épica, en una época en que inventaba mis historias con facilidad pero no por carecer de obstáculos imponentes a los que enfrentarme, sino por la pasión fulgurante que otorga el saber que estás haciendo aquéllo que quieres, debes y necesitas... independientemente de las tonterías que puedan pensar los demás.

Como dijo el excesivamente apoyado Eichiro Oda (vaya hombre, otra digresión...), "One Piece es la obra de mi vida". En mi caso, es posible que la Épica sea, por naturaleza, la mía. No tengo intención de hacer 1200 capítulos para la tele (ni creo que llegase a poder, ya que ningún pudiente se ha interesado aún por mis historias, ni creo que lo haga nadie hasta varios años después de morir yo), pero, al igual que sucede con la mucho más breve, y por tanto más perfecta, Macross Plus, ¡la Épica lo tiene todo! Después de la exitosa saga L.O.M., no creo que haya habido ninguna otra historia mía tan completa éticamente como la Épica y por eso la amo.

Era que las entradas han de ser cortas (o al menos no excesivamente largas), ¿no? Pues, como mientras buscaba una imagen para meter aquí ya me olvidé de qué iba a poner a continuación, ahí queda el asunto. Yo seguiré disfrutando con la relectura de mi hermosa Épica y puede que, algún extraño día, acabe haciendo un libro... claro que, según mi filosofía, sólo haría un libro de la Épica con el objetivo de cobrar por ello y, visto el panorama editorial, dudo mucho que algo así pudiera ocurrir. La historia está escrita (al menos en su mayor parte, falta escribir el final, que está "argumentado") y, al igual que Vetinari se contenta más leyendo partituras que escuchando conciertos, a mí me sucede lo mismo con mi Épica y, como es bien sabido por aquéllos que lo saben y conocen, yo siempre he sido y seré enemigo de hacer cosas inútiles y que no me reporten placer, pudiendo hacer otras que sí y que además me lleven menos tiempo y esfuerzo. En el universo fuera de la mente SkSiana no hay nada que pueda interesarme ya.